
La pintura de cada coche está constantemente expuesta a daños mecánicos y a las condiciones climáticas nocivas. Las lluvias ácidas, el sol de verano, la sal de carretera en invierno, el guano, los guijarros en los caminos, la caída de las ramas, los detergentes de lavado… la lista de factores que contribuyen al desgaste de la carrocería del coche es muy larga. No es de extrañar que proteger la pintura sea todo un reto. Pero aquí vienen al rescate las nuevas tecnologías.
Proteger la pintura del coche: ¿por qué vale la pena hacerlo?
Aunque no todos lo sepan, la pintura del coche está sometida al desgaste continuo. Cuando estrenamos nuestro coche nuevo de fábrica, admiramos el brillo y la profundidad del color y la suavidad de la carrocería pero, con el tiempo, en la superficie se produce una serie de reacciones químicas. Cuando la pintura empieza a oxidarse, se vuelve opaca y pierde la intensidad del color. Por no hablar de los arañazos o los roces, capaces de aparecer incluso en los primeros días de uso de un auto nuevo. Teniendo en cuenta todos estos factores, resulta factible tomar medidas para proteger la pintura del vehículo. Sobre todo porque el mercado de la automoción ofrece una amplia gama de productos adaptados a las posibilidades y necesidades de cada conductor.
Una de las opciones es la cera, que se recomienda aplicar al menos dos veces al año. Las ceras ofrecen resistencia a las altas temperaturas y protegen la carrocería de los rayos ultravioleta. Otra solución es cubrir la carrocería con una lámina que protegerá de las condiciones climáticas o los pequeños arañazos, pero es un tratamiento bastante costoso.
Métodos para proteger la pintura del coche
Los que valoran el confort y las soluciones fiables, cada vez más optan por aplicar un revestimiento protector permanente. Después de aplicar una fina capa del protector en la carrocería, podemos disfrutar de unos cuantos años sin preocuparnos por el estado de la pintura. La vida útil de este producto es mucho mayor que la de las ceras clásicas. Los revestimientos protectores permanentes garantizan además una mejor protección contra los factores meteorológicos y los arañazos. Son mucho más duros y más resistentes que las láminas protectoras. En el mercado hay 3 tipos básicos de revestimientos: el híbrido, el de cuarzo y el cerámico. Pero hay un producto completamente nuevo: el revestimiento de kevlar. ¿Cuál solución elegir?
Los revestimientos cerámicos son duraderos y proporcionan un nivel de protección de la pintura excepcionalmente bueno, con una vida útil de hasta 5 años. Es una propuesta adecuada para los clientes un poco más exigentes, dispuestos a gastar una cantidad significativa para proteger su coche. El coste de este servicio supondrá alrededor de mil euros; en el precio influye, entre otros, la necesidad de utilizar los servicios profesionales para aplicar el revestimiento. El revestimiento de cuarzo es una opción mucho más barata. Protege por mucho más tiempo que la cera y se mantendrá en la carrocería hasta un año, formando una barrera contra las condiciones atmosféricas y los arañazos. El revestimiento híbrido es una combinación entre el cerámico y el de cuarzo.
El último tipo de revestimiento es el kevlar. Se trata de un polímero que actualmente está reconocido como uno de los materiales más duraderos en el mundo: se utiliza para fabricar chalecos antibalas, esquís o cascos militares. Es resistente a los daños y al mismo tiempo extremadamente ligero: pesa 5,5 veces menos que el acero. Protege la pintura de los daños mecánicos, incluidos los arañazos, las picaduras y las pérdidas de pintura. Ofrece una resistencia extrema a los productos químicos, como las lluvias ácidas, la sal de carretera o los detergentes utilizados para el lavado. Se caracteriza por sus propiedades antiestáticas e hidrofóbicas, es decir, las que hacen que repele la suciedad. Parece que el kevlar, siendo mucho mejor y más resistente en comparación con los demás revestimientos, debe costar una fortuna, ¿verdad? No es así. A pesar de las apariencias, se trata de una solución muy económica, en parte porque la aplicación de este producto es muy sencilla y uno puede hacerlo por sí mismo, lo que reduce aún más el coste de este tratamiento.